Algo que debemos reconocer de Tolkien es cómo a través de la historia nos sorprende con diálogos espectaculares, o con un discurso que hace que todo en nuestro ser sienta un fuego de creencia en la humanidad, tal vez no siempre como lo esperamos, pero probable que podamos sentir una motivación interior. Lo mismo que sé sucede con historias que nos hacen reflexionar acerca de nosotros mismos, ¿no son esas las mejores?
En la última parte de El Señor de los anillos: Las Dos Torres, Sam hace uno de los discursos más bellos que he podido leer en toda la historia del libro, sin embargo, en el libro se pone diferente a como en la película.
La belleza de las historias es las canciones que generan, según Sam:
Sí, es verdad -dijo Sam -. Y de haber sabido más antes de partir, no estaríamos ahora aquí seguramente. Aunque me imagino que así ocurre a menudo. Las hazañas de que hablan las antiguas leyendas y canciones, señor Frodo: las aventuras, como yo las llamaba. Yo pensaba que los personajes maravillosos de las leyendas salían en busca de aventuras porque querían tenerlas, y les parecían excitantes, y en cambio la vida era un tanto aburrida: una especie de juego, por así decir. Pero con las historias que importaban de veras, o con esas que uno guarda en la memoria, no ocurría lo mismo. Se diría que los protagonistas se encontraban de pronto en medio de una aventura, y que casi siempre ya tenían los caminos trazados, como dice usted. Supongo que también ellos, como nosotros, tuvieron muchas veces la posibilidad de volverse atrás, sólo que no la aprovecharon. Quizá, pues si la aprovecharan tampoco lo sabríamos, porque nadie se acordaría de ellos. Porque sólo se habla de los que continuaron hasta el fin… y no siempre terminan bien. Usted sabe qué quiero decir, volver a casa, y encontrar todo en orden, aunque no exactamente igual que antes… como el viejo señor Bilbo. Pero no son ésas las historias que uno prefiere escuchar, ¡aunque sean las que uno prefiere vivir! Me gustaría saber en qué clase de historia habremos caído.
¿No es eso precioso? ¿No es maravilloso la combinación de palabras, aventura y gran hazañas que señalan los Hobbits? ¿No es asombroso cómo Sam describe la aventura? ¿No es asombroso cómo le huimos a lo que más tememos pero cómo nos moriríamos por enfrentarlo al mismo tiempo?
En la película sucede un discurso un poco más alentador, un discurso que valdría la pena recordar siempre en nuestros corazones:
I know. It’s all wrong. By rights we shouldn’t even be here. But we are. It’s like in the great stories, Mr. Frodo. The ones that really mattered. Full of darkness and danger, they were. And sometimes you didn’t want to know the end. Because how could the end be happy? How could the world go back to the way it was when so much bad had happened? But in the end, it’s only a passing thing, this shadow. Even darkness must pass. A new day will come. And when the sun shines it will shine out the clearer. Those were the stories that stayed with you. That meant something, even if you were too small to understand why. But I think, Mr. Frodo, I do understand. I know now. Folk in those stories had lots of chances of turning back, only they didn’t. They kept going. Because they were holding on to something.
Frodo: What are we holding onto, Sam?
Sam: That there’s some good in this world, Mr. Frodo… and it’s worth fighting for.
En la película es necesario cambiar un poco las líneas para que suene más acorde, pero no deja esto de ser bellísimo. Reflexionemos un poco y rindamos algo de respeto a la sabiduría «estúpida» de Sam.